Cuando La Vida Apesta

 


    Quiero dedicar este post a quienes han perdido a un ser querido. También a esas personas que han tenido que cerrar un negocio, abandonar una relación, replantearse la vida, sufrir el odio y el dolor... y tantas cosas que derrumban la base de nuestras emociones.

    Símbolos de duelo abruman las fotografías de las redes sociales de mis cercanos. Me cuentan historias tan tristes que a veces no se ni qué decir.  Comparto algunas palabras, como si de alguna forma pudiese contribuir en algo, pero creo que cualquier motivador se queda corto ante tantas pérdidas dolorosas. 

    Entonces sentimos que la vida apesta. Que es una porquería lo que estamos viviendo. Utilizamos nuestra inteligencia, equilibrio y razonamiento para hacer conclusiones. Desde todo punto de vista justo, no existe ninguna razón para pasar este mal rato y al parecer ni siquiera lo merezco, sin embargo, por algún designio divino, lo estoy viviendo.

    Resulta que aunque nos duela, nos incomode y nos moleste, todo lo que apesta es parte NATURAL de los procesos de la vida. Claro está que dentro de este fenómeno orgánico de las tragedias, existen algunas inexplicables excepciones. Me refiero a esas personas a quienes jamás les sucede nada malo. Bien por ellos, pero si eres como yo, de esos que ha tenido que aprender a golpes, pues lo que escribo te ayudará a entender mejor "estos designios divinos y naturales".

    Lo primero que hacemos cuando tenemos un problema es buscar un culpable. Casi siempre aparece en primer lugar "La Suegra", quién termina siendo la madre de todos los males. Y lo escribo con confianza, sabiendo que este post no lo lee mi esposa. (jajajaja). Luego siguen "Los Padres", luego "La Maestra", "El Gobierno", y un sin fin de culpables genéricos y automáticos.

    Quiero delatar públicamente al verdadero culpable de todo: DIOS. ¿whaaaattttttt? Pues si. Resulta que tu prueba apestosa es permitida por Él. Ni una hoja del de un árbol se cae si no es su voluntad. Hay variables en esta verdad, como por ejemplo: Si te suicidas, Dios te deja suicidarte, aunque Él ya sabía cuando te tocaba, tu solo te adelantaste. También otras variables: si no te cuidas, si juegas con un cocodrilo, si siendo diabético te zumbas una dona rellena de nutella con un vaso de coca-cola... algo va a pasar y no necesariamente Dios será el culpable.. ¿me hago entender?

    Hay demasiadas pruebas de que Dios es el culpable, pero no quiero aburrirlos. Lo resumiré a este párrafo. Hubo un hombre justo llamado Job que vivió varias tragedias. Era millonario, pero de la noche a la mañana perdió todo. La historia cuenta una conversación entre Dios y el enemigo (diablo, satán, suegra, o como desees llamarlo) en donde DIOS MISMO le dice al diablo. "¿No has visto a mi hijo JOB?".. Anda chamo, azótalo para que veas que me ama tanto que no se va a pasar para tu bando. ¿Queeeeeeé? pues si... lean Biblia ¡flojos!

    Me viene a la cabeza un versículo ubicado en el libro de Hechos 14:22. "Debemos sufrir mucho antes de entrar en el reino de Dios". Ya lo culpé de todo a Él. Pero entonces debo interpretar lo que está sucediendo. Bajo mis propias experiencias tratando de caminar junto al creador, de servirle, de amarle, de buscarle y procurar conocerle; creo que puedo decirles de qué se trata todo esto.

    Imaginemos por un momento que somos una planta bebé. Comenzamos a crecer muy bien, nos encantan esos ratos de sol en la mañana, la brisa nos refresca, el agua nos nutre y todo en nuestra vida es maravilloso. Soñamos con algún día ser un frondoso árbol que dé sombra a todos, que ofrezca abundantes frutos y en donde quizá algunos niños puedan jugar y hacer una casita de juegos.

    Pero lastimosamente la tierra de donde nos nutrimos está contaminada. De la nada nuestras raíces pueden dejar de percibir nutrientes y se notará de inmediato en nuestras hojas. Nos comenzamos a secar. Dejamos de crecer y simplemente nuestras grandes aspiraciones se pierden en la nada. Hasta que llega nuestro gran amigo "El Agricultor".

    Comienza con una pequeña tijera a quitar nuestras hojas secas. No nos gusta para nada este procedimiento. Nos molestamos con él y decimos: "Oye, déjame en paz. Esas son mis hojitas". Pero el agricultor prosigue pues el sabe mejor lo que conviene. Comienza a moverle la tierra rigurosamente. Gritamos: "Desgraciado, estás derrumbando mi base. Deja mis raíces en paz. ¿Qué clase de agricultor eres tu?, ¿dónde estudiaste ésto? si es que acaso estudiaste.

    El agricultor ignora todas nuestras quejas, sabiendo de sobra acerca de nuestra total ignorancia y limitación. Pero ahora viene la peor parte: EL ABONO. Si lo anterior había abrumado a la plantita, ahora si que se va a molestar. Resulta que la sustancia que prosigue es nada mas y nada menos que: EXCREMENTOS. Un conjunto de residuos animales y orgánicos que poseen propiedades con componentes necesarios para el crecimiento de la planta bebé.

    El riguroso campesino prosigue su actividad y comienza a rodear la plantita con este apestoso componente. Le coloca lo suficiente como para que no le falte ni un poco. Allí si comienza esta planta a maldecir. La rabia que agarra no es apta para personas sensibles. Los niveles de ira e indignación son altamente elevadas. Algunas personas que vieron a la planta, aseguran que hasta eliminó de su facebook al agricultor y se declaró anti agricultura.  De hecho que se unió al partido comunista y se hace llamar Camarada Anti Agriculturista. 

    Muy a pesar de la opinión de la planta bebé y del silencio del riguroso agricultor ante las amenazas de muerte que recibió, esta planta va a crecer, pues gracias a las acciones del experto, todo lo negativo y apestoso del proceso servirá para que esta planta crezca. Aunque no entienda nada, va a crecer. Se van a  extender sus ramas, crecerán hojas nuevas, se estirará su tallo y se convertirá en un árbol frondoso.

    Mis amigos, si la vida apesta, creas o no en el agricultor, o en el culpable de todo, cada prueba y sufrimiento extraerá lo mejor de ti. Resulta que el camino de Dios no es fácil, pero si es seguro. Quien diga que entiende a Dios, se equivoca. Pero quien diga que ama a Dios, puede entender que hasta las cosas más nefastas son para nuestro beneficio futuro.

    Muchas personas que pierden a un ser querido, de alguna forma aprenden a valorar a quienes quedan vivos. El que pierde la salud, pero luego la recupera, aprende  a vivir de otra manera. El que logra superar las dificultades a pesar de la pestilencia del proceso, podrá disfrutar de las bendiciones que solo disfrutan los que con paciencia soportaron el dolor y llegaron a la meta.

    No quiero jugar al optimista, pero si te quiero decir que las dificultades, el dolor y los obstáculos solo son oportunidades para fortalecer tu espíritu, de sacar lo mejor de ti y de mostrarle al mundo y al maligno que pase lo que pase nunca dejaremos de creer en un Dios que todo lo permite con un propósito eterno.

    ¿Que pasó con Job? Sufrió mucho, pero después de la dificultad terminó siendo mucho más rico y su relación con Dios fue mucho más estrecha.

    ¿Que pasó con el dulce arbolito? Pues creció, y creció tanto que ya su olfato no percibía el hedor del abono. Sus ramas están tan conectadas con el cielo que día a día disfruta de las bendiciones de haber sido cuidado por el mejor agricultor. Ya no maldice las circunstancias, pues entiende que aún cuando pierde las hojas, volverán a nacer porque quién le cuida, lo hace con excelencia.

    Aunque tu vida hoy apesta, yo espero que un unos años puedas crecer mucho y superar con una sonrisa lo que hoy te duele. De seguro tienes un amigo o amiga que necesita estas palabras. Compártelas y hazme saber si te pude ayudar a entender un poco lo que te está pasando.

Con Cariño,


Abner.

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