Diario de un Suicida
Amanece otra vez. La penumbra de la madrugada se hace eterna y no hay respiración profunda que pueda aliviar la presión que se siente en el pecho. ¿Con quién hablar?, la última vez que intenté decir algo me acusaron de débil y manipulador. Mencionaron que hay gente sufriendo mas que yo y que mas bien debería de dar gracias por estar vivo.
La verdad es que se me hace imposible tratar de reconocer las bondades que me rodean. Es cierto, tengo razones suficientes para ser feliz, pero los ruidos de mi ser me impiden disfrutar de la vida. Siento un ruptura muy profunda entre mi cerebro y mi corazón.
El dolor del pecho no logra desaparecer. En ocasiones me reviso el pulso a ver si todo está en orden, pero mi pulso no está mal, mi alma si. La poca fuerza que me queda es desperdiciada en el ínfimo intento de trabajar y de cumplir con las ataduras de las responsabilidades, que no son mas que excusas para seguir vivo.
Son aún las 5:00am. Levanto una oración, a fin de cuentas Dios nunca nos falla, pero no logro conectar... mi mente es atacada por un montón de reproches, recuerdos, decepciones y mil cosas que desvían esa posibilidad de hacer del Eterno un aliado en este proceso difícil. La última vez que visité una iglesia fue extraño no encontrar a Dios en "su casa". Fue como visitar a un amigo, pero encontrarse con la triste noticia de que ya no vive allí y dejó la casa a sus sirvientes, quienes hicieron de la mansión un club aburrido y lúgubre.
La casa de Dios tiene sentido solo si Dios está.
No soy tan débil, quizá esté enfermo realmente, y no esté manipulando como algunos quieren hacer ver. Mi cerebro entonces se eleva y trata de encontrar una salida. El sol no sale aún y es una oportunidad de que en la oscuridad silenciosa se pueda ordenar un poco la mente. Dibujo en mi cabeza la hipotética oportunidad de tener poderes especiales que me permitan acabar con ese dolor profundo que revienta mi pecho y ahoga mi estómago. Logro una efímera calma. Construyo un universo en donde soy lo que quiero ser y en donde resuelvo todo.
La realidad regresa a la velocidad de la luz. Regreso en segundos a ese dolor que me hace despreciar la posibilidad de seguir vivo, de alguna manera tengo que apagar esto. Mi desesperación crece. Me levanto , me baño y trato que el agua se lleve mis pesares. Busco que la ropa tape mis dolores profundos, me veo al espejo y no contemplo ese milagro que se supone que soy.
En mi bolsillo tengo un par de gramos de un polvo mágico que me alivia, pero el efecto rebote es terrible. No hay mas nada que pueda hacer. No es el camino que diseñé en la vida, pero es lo único que calma la tormenta de mi ser. Dos líneas blancas que entran por ni nariz y me aseguran un pequeño viaje de calma.
Inicia este viaje. El universo se torna amigable. Veo como las balas de la vida vienen hacia mi pero por unas horas no podrán tocarme. Soy Pac-Man cuando come la cápsula blanca. Todos los fantasmas me temen y me los puedo comer, pero caen en una celda que al pasar el efecto hacen que luego vengan contra mi con mas rapidez y mas fuerza. No hay descripción mas exacta. Pero hay que aprovechar el viaje por corto que sea.
En medio de mi epifanía puedo recordar que en la historia no he sido el único en vivir algo semejante. El Rey David una vez deseó tener alas para volar y perderse de la pesadilla que estaba viviendo. Un ser rodeado de tantas cosas deseables, como el poder, sexo, dinero, influencia, respaldo de Dios, ejércitos, mujeres, éxito.. y aún así quería volar, desaparecer, olvidar. Casi como suicidarse.
11 Esposas no podían con el dolor profundo de la humanidad del Rey David. ¿Que quedará para mi?.. No hay droga que pueda tapar el dolor que se siente cuando ya la soledad se apoderó de tus emociones, tu vigor y tu fuerza.
Una vez escuche decir que suicidarse era un acto muy valiente, sin embargo me atrevo a discrepar al respecto, pues cuando ya lo has intentado todo en vida, no le consigues sentido a nada, y decides seguir viviendo, a pesar de, entonces es un acto de amor y de valentía muy grande. Mi muerte no hará que me comprendan mas. Las muchas o pocas lágrimas sobre mi ataúd no lograrán que entiendan mis temores, vulnerabilidades; fortalezas o virtudes.
Al morir se desvanecerá poco a poco lo que fui o pude ser. Al poco tiempo alguien ocupará mi lugar en esa fastidiosa empresa. Mi nombre será borrado del registro civil y solo seré uno mas de esos que existió. Quizá alguien note, después de muerto, que tenía un valor importante lo que hacía, sin embargo ya será muy tarde.
Entonces, muy a pesar de mis fuertes intenciones por volar alto y desaparecer, es muy probable que decida seguir viviendo. Viviendo con desdén. Un poco de orgullo no me viene mal, a fin de cuentas a quienes amo no les importa nada. Trataré de proyectar mi vida como alguno que logra viajar en el tiempo y al volver me dice: "Vive para ti, se feliz y no esperes nada de nadie. Estarás bien".
Quiero seguir viviendo aunque me duela.
Sería muy difícil acabar con mi vida y ser de lastima a todas aquellas personas por quienes no quisiera vivir. Sería una ventaja muy grande desaparecer y dejar el camino libre a todas esas personas que me han despreciado. Antes de morir prefiero seguir existiendo, que recibir la lastima tardía de quién no me comprendió en existencia presente.
No te asustes, no se trata de una confesión personal. Solo me puse por un momento en el lugar de esas personas que se quitan la vida. Solo Dios sabe las tormentas que cada persona vive. Cuántas veces lo hemos vivido nosotros. Hemos querido volar alto y desaparecer. Yo confieso que lo he pensado muchísimas veces.
Hoy quiero dejar este tema abierto para aquellos que han sufrido situaciones difíciles, pero que han tenido la valentía de seguir viviendo. Quiero dedicar estas notas a esos perseverantes de la vida, que a pesar de no conseguir una salida, deciden seguir caminando.
La depresión es la enfermedad mas incomprendida. Es muy fácil juzgar a quién atenta contra su vida, pero muy difícil soportar la tormenta interna que se vive cuando la esta nefasta enfermedad se hace parte de tus emociones y tu voluntad. El deprimido no necesita "explicólogos" o "positivistas" o "pastillólogos".. Necesitan de un abrazo, un te quiero, un"vales mucho", un "tomemos un café", "vamos a la playa", un "te entiendo", un "cuenta conmigo"...
Dios puede abrazar a muchos a través de ti. Da amor al mundo, no te imaginas cuantos suicidios estarás evitando.
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